La sombra de Venganza, el thriller protagonizado por Liam Neeson, se cierne sobre Caza al asesino. En primer lugar, ambos filmes comparten director: Pierre Morel, uno de los realizadores franceses que ha desarrollado gran parte de su carrera cinematográfica a la sombra de Luc Besson. Por otra parte, como la primera entrega protagonizada por el antiguo agente Brian Mills, nos encontramos ante una historia donde el pasado parece perseguir al protagonista, aquí un mercenario que ha trabajado para las multinacionales en su particular guerra sucia en los países subdesarrollados. Por último, la cinta, como el largometraje que toma como principal referencia, es un vehículo estelar de su veterano protagonista: Sean Penn, un actor norteamericano que no parece vivir su mejor momento de popularidad.

No obstante, Caza al asesino fracasa en casi todos los estrenos. Mientras Venganza era un simple y efectivo filme que actualizaba la figura del justiciero que encarnara Charles Bronson, la cinta basada en el best-seller de Jean-Patrick Manchette pretende demasiadas cosas y no consigue casi ninguna. Como cinta de acción resulta confusa y aburrida. Por otra parte, el triángulo amoroso que propone no se sostiene en pie por el mal trabajo de Jasmine Trinca, bastante inexpresiva como esa doctora que se debate entre dos hombres, y el histrionismo algo ridículo de Sean Penn y el español Javier Bardem, los dos antiguos amigos que se disputan el cariño de una misma mujer. Por otra parte, la denuncia social sobre la interferencia de las grandes empresas resulta superficial, obvia y se encuentra subrayada hasta la náusea.

Por si fuera poco, el largometraje produce más risa que inquietud en algunas secuencias culminantes, como la que sucede en la Plaza de Toros de Barcelona, y desperdicia a dos excelentes actores como Ray Winstone, aquí en el rol de uno de los colegas del protagonista, e Idris Elba, como un agente de la Interpol, en papeles poco menos que anecdóticos.

En resumen, Caza al asesino es un intento fallido de realizar un thriller de producción europea con apariencia de estadounidense a la manera de las producciones de Luc Besson. Lástima que las películas carezcan de la más mínima espectacularidad, una de las características de los trabajos apadrinados por el director de El quinto elemento.