Antonio Banderas y Elena Anaya en La piel que habito

El público más freak la tiene en sus altares gracias a su papel de novia de Drácula en Van Helsing (Stephen Sommers, 2004) o el de guapa enfermera en Frágiles (Jaume Balagueró, 2005). Sin embargo, Elena Anaya ha dado lo mejor de sí en películas “serias” como Familia (Fernando León de Aranoa, 1996)  y Lucía y el sexo (Julio Medem, 2001), dos filmes donde se ponía a las manos de autores de la talla de Fernando León de Aranoa y Julio Medem. Ahora nos sorprende con À bout portant (Fred Cavayé, 2010), un thriller francés donde da vida a una mujer embarazada secuestrada por unos criminales, y La piel que habito (Pedro Almodóvar, 2011), la última película de Pedro Almodóvar. Mientras llega el estreno en Cannes de la nueva cinta del manchego, Freek! Magazine pudo entrevistar a esta mujer de mirada hipnotizante. Va a ser que algo se le quedó de la vampira de Van Helsing.

Vuelves a hacer de madre en el cine después de tu papel en Hierro (Gabe Ibánez, 2009), ¿cómo llevas lo de ser mamá en la gran pantalla?
A mí me encanta. Me dan ganas locas de ser madre. De esta manera, casi empiezo a ser mamá ya. Vivir las vidas de tus personajes hace que puedas disfrutar de ser varias personas a la vez. Normalmente, mis personajes tienen mi misma edad y hay algo que nos relaciona a todos un poco. En este caso es la maternidad. Si no llega, pues seré tía. Tengo dos sobrinos maravillosos.

¿Qué aspectos crees que hay de ti en la mujer embarazada de À bout portant?
Nadia es una mujer normal y yo también me considero una mujer normal. Soy feliz y estoy tranquila. La protagonista de À bout portant lleva una vida que desea y sin demasiadas complicaciones. Claro, que le ocurra lo que le ocurre le hace plantearse cualquier cosa terrible, como que su marido está metido en un lío gordo y que ella y su hijo pueden perder la vida.

Mesrine ( Jean-François Richet, 2008) y Á bout portant son dos thrillers que has rodado en Francia ¿por qué tanto cine de acción galo? ¿Te fascina el género?
No lo sé. Ha coincidido. Me fascina el cine francés, aunque hay géneros que me gustan más que éste. De momento, han llegado estos dos proyectos. Tanto “Mesrine” como “À bout portant” tenían unos guiones extraordinarios y con un personajes apetecibles y extraordinarios. A pesar de repetir una y otra vez que no hablaba nada francés, fueron los directores los que insistieron que fuera a Francia a rodar.

Elena Anaya y Gilles Lelouch en A bout Portant

¿Qué diferencias encuentras a la hora de trabajar para la industria americana o el cine francés y español?
Normalmente, he hecho películas pequeñas en todas partes. Por ejemplo, Una habitación en Roma fue una película muy pequeña, sin casi presupuesto, en un único decorado en Argüelles y una única noche de rodaje en Roma. Lo hicimos en condiciones muy precarias. La peli se estrenó y no ha ido bien en taquilla.

He hecho otras películas pequeñas en Hollywood que tampoco se han estrenado. En Inglaterra, he hecho una película con Gary Oldman no tan pequeñita que tampoco lo ha hecho por problemas legales entre productores, directores y exhibidores.

No se hacen mejores películas fuera de España que aquí. Me parece que en Francia si se defiende más el cine francés que aquí. Se quiere más lo autóctono, lo del lugar. En España parece que si alguien le va bien tiene que ser muy prudente, porque a lo mejor alguno puede interesarle que no sea así.

¿Qué película crees que te abrió las puertas de Hollywood?
Lo que me llevó a hacer la primera película en Hollywood fue Lucía y el sexo. Esa peli se vio en medio mundo y gusto mucho. Aunque era un personaje pequeñito, la gente se quedó con él.

¿Te sientes musa de Julio Medem?
Medem es un autor con un mundo personal apabullante y muy especial. Yo he tenido la suerte de conocerle, de entenderle muy bien y saber lo que estaba hablando en cada proyecto. Creo que eso es muy importante, porque tienes que encontrar el color exacto de toda su paleta para terminar de contar la historia sin cambiar de tonalidad. Creo que no soy una musa de Medem, aunque se lo tendrías que preguntar a él. Para mí las dos películas que he hecho con él han sido dos retos. No han sido fáciles, sobre todo la segunda, Habitación en Roma (Julio Medem, 2010), por la fragilidad del personaje y por la cantidad de capas que tiene. Ella parece muy segura de sí misma, aunque según avanza la historia sientes que es un ser quebrado.

Otra cosa que sorprende en tu carrera son esos cortos, como “9”y “Ana y Manuel”, que has rodado después de ser ya una actriz de éxito? ¿Qué tiene que hacer un realizador de cortometrajes para llegar a Elena Anaya?
Lo que me hizo participar en 9 (Candela Peña, 2009) es una gran amiga, Candela Peña, que me llamó y me dijo: “Pasado mañana vamos a rodar esto. Es un experimento”. Yo le dije que me pasase el guión. Lo leí y le comenté lo loca que estaba. Era una apuesta arriesgada. Estudié con Candela, hemos hecho cursos juntas, y me apetecía probar el experimento. Es bueno arriesgar y probarse con los compañeros con los que existe una comunicación. En cuanto a qué tiene que tener un corto para que me interese participar, lo mismo que una película: una buena historia. Si no he hecho más cortos es porque la vida me da para trabajar y para poco más. Es verdad que me llegan cosas, pero no siempre me leo todo.

¿Qué recuerdas ahora de tus comienzos, de películas como África (Alfonos Ungría, 1996) o Familia (Fernando León de Aranoa, 1996)? ¿Cómo recuerdas tu trabajo con Amparo Muñoz en la película?
“África” fue un subidón que te mueres. Acaba de llegar a Madrid para estudiar en la Escuela de Arte Dramático. Fue muy difícil entrar, porque hay mucha gente y pocas plazas. Esa misma semana, Alfonso Ungría me dio un papel para protagonizar  su película. Creía que sólo iba a hacer una película. Después de África vino Familia, donde encontré a un autor con un guion que para mí es lo que mejor que ha hecho Fernando (León de Aranoa).

Amparo fue una bellísima compañera y una gran persona. Me arrepiento tanto de haber perdido el contacto con ella. Es de esas cosas que pasan a veces en la vida. Conoces a gente maravillosa y muchas veces te da pudor llamarla, porque crees que le vas a molestar.

Es curioso, pero el Instituto Cervantes me ha pedido que elija una de mis películas para proyectar en Budapest, y he escogido Familia. Me apetece hacerle un pequeño homenaje a Amparo.

¿Qué te queda por hacer en el mundo del cine?
Más adelante, me gustaría mover mis propios proyectos. Ahora leo cosas que me gustaría llevar adelante. Quizá no tenga madera de productora, pero sí me gustaría apoyar a gente de alguna manera.

Has trabajado con Antonio Banderas en La piel que habito. Él es un actor que ha pasado a la producción con su compañía Blue Moon. ¿Cómo ha sido trabajar con él? ¿Le has comentado en alguna ocasión tu propósito de impulsar económicamente tus propios proyectos?

Antonio Banderas me parece una de las personas más bellas que he conocido en mi vida. Como compañero, actor y amigo es elegante, digno y responsable como él solo. Me lo he pasado muy bien con él. Es un hombre con un gran sentido del humor y muy cuidadoso.

Estoy también muy contenta con Antonio, porque va a producir la próxima película de Gabe Ibáñez, el director de Hierro.Yo he estado un poco de madrina para unirlos a ambos. Comienzan la preproducción en junio.

Aunque todavía no nos puedas hablar de La piel que habito, ¿qué se siente al ser chica Almodóvar por segunda vez?
Se siente una alegría y una satisfacción muy grande al recibir una llamada de un realizador que admiro no sólo como autor, sino también como persona.

Una respuesta a “Elena Anaya: «Antonio Banderas me parece una de las personas más bellas que he conocido en mi vida»”

  1. Elena desprende algo que me gusta. Ojalá «La piel que habito» sea definitivamente el espaldarazo que necesita para convertirse en la estrella que está a punto de ser pero a la que falta un pequeño empujoncito. ¡Y no será porque no trabaje en buenas películas!

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