El director polaco Roman Polanski nos mostró el particular encuentro entre un torturador y su víctima en la notable La muerte y la doncella, adaptación de la obra teatral homómima de Ariel Dorffman. La red fantasma retoma el mismo punto de partida, aunque aumentando más si cabe los elementos de drama y disminuyendo los de thriller.
El realizador francés Jonathan Millet, que debuta en el largometraje con este filme, sigue los pasos de Hamid, un profesor sirio en el exilio en Francia que forma parte de una organización que se encarga de perseguir a los criminales de guerra de su país de origen. En su caso, el objetivo, un miembro de las tropas de Bachar el Asad, puede ser la persona que le torturó y ahora se encuentra en terreno galo.
El cineasta plasma en imágenes el malestar del docente universitario que sigue de cerca a un sospechoso y llega a conocerlo sin desvelar su verdadera identidad. Durante el proceso, se debatirá entre dejar que el resto del grupo se encargue de llevar a la justicia al presunto criminal o asesinarle el mismo. Mientras, vive atormentado por la muerte de su esposa y su hija durante un bombardeo, así como las secuelas de su propia tortura. Además, conocemos a otra mujer, compañera de Hamid en el grupo, también sedienta de revancha por el asesinato de su pareja.
Millet se centra en su protagonismo atormentado y su deseo de venganza, que se resiste incluso a dejar el pasado para seguir con su vida y volver a emparejarse con una compatriota exiliada como él. Hay evidentemente elementos de tensión, como los momentos en los que sigue a su sospechoso e incluso llega a charlar con él, pero lo importante es plasmar ese malestar interior.
A diferencia del filme de Polanski, La red fantasma evita una resolución efectista y más propia del género para optar por una solución más calmada que quizá sorprenda a los que esperen acción más explícita.
A este respecto, resulta verdaderamente impresionante el trabajo de Adam Bessa, actor de origen tunecino, que consigue interiorizar su desasosiego sin manierismos excesivos.






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