Martin Scorsese es uno de los directores más cinéfilos de la actualidad. Su pasión por el séptimo arte ha dado lugar a maravillosos documentales como Un viaje personal con Martin Scorsese a través del cine americano, rodado en colaboración con Michael Henry Wilson, en el que pasa revista a lo más granado de las películas estadounidenses hasta los años sesenta, y My voyage to Italy, donde el cineasta da rienda suelta a su pasión por los clásicos italianos. A ellos hay que añadir el emocionante Una carta a Elia, emocionante homenaje al realizador de Un tranvía llamado deseo y La ley del silencio que firmó junto a Kent Jones.

En todos ellos, Scorsese deja patente su sabiduría y conocimiento de la Historia del cine, analizando las cintas en cuestión, pero incluyendo su experiencia personal y cinematográfica. El resultado no es solamente una clase magistral llena de conocimiento, sino también una experiencia humana emocinante.

Made in England vuelve a repetir la formula con excelentes resultados. Aunque en esta ocasión deje la dirección en manos de David Hinton, la estructura es parecida al de los títulos citados. El autor de Malas calles parte de su experiencia como espectador para analizar la filmografía y trayectoria vital de Michael Powell y Emerich Pressburger, los autores de obras maestras como Vida y muerte del Coronel Blimp, A vida o muerte o Narciso negro. Lo hace contándonos su primera toma de contacto televisivo, cuando en la niñez se vio postrado en la cama, hasta que tomo conciencia de la importancia de ese cine en la juventud y llegó a conocer de manera cercana a Michael Powell, que entonces vivía casi en la indigencia después de unos cuantos fracasos. Gracias a él y a otros miembros de lo que se denominó el Nuevo Cine Norteamericano, Powell pudo salir de su mala situación económica y vio como su obra con Pressburger, su más fiel compañero en la dirección, se veía rehabilitada. Por si fuera poco, el cineasta acabaría casándose con Thelma Schoonmaker, la montadora habitual de Scorsese.

Se mezcla así el análisis fílmico, la narración de la particular relación entre Powell y Scorsese, y la confesión de Scorsese de la influencia de los dos cineastas británicos en obras tan aparentemente alejadas como Toro salvaje o Taxi Driver.

Sin embargo, quizá lo más destacable sea que nos abre el apetito para una obra repleta de belleza visual e historias que utilizan el fantástico para hablarnos de sentimientos universales. Sin ninguna duda, Made in England es un must, que dirían los cursis, para todo aquel que se quiera adentrar en los estupendos trabajos de dos grandes del cine como Michael Powell y Emerich Pressburger.

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