Las olas encrespadas en las cercanías de una playa y un hombre mayor degollando un animal. Las dos imágenes que abren Aguas tranquilas, el largometraje de Naomi Kawase, simbolizan perfectamente los mayores temores de Kyoko y Kaito, los dos protagonistas del filme. Ellos son dos adolescentes japoneses que se inician a la vida frenados por dos de sus particulares terrores: el mar y la muerte, unidos al comienzo del filme por la noticia del hallazgo del cuerpo de un hombre ahogado en las orillas de la localidad donde residen los jóvenes.
Kawase, directora que ha conseguido el reconocimiento internacional con filmes como El bosque del luto y Nanayo, logra una cinta hipnótica que hechiza al espectador con su inteligente uso del sonido y una maravillosa fotografía que muestra la hermosura y ferocidad de la naturaleza.
La idílica existencia de los dos protagonistas se verá alterada cuando se tengan que enfrentar a los primeros contratiempos de la edad adulta que están a punto de traspasar. Kyoko tiene que asumir la pronta muerte de su madre, una chamana de la localidad, mientras que Kaito se preguntará por qué sus padres se han separado. Mientras que el clan de ella derrocha espiritualidad, la familia de él parece decantarse por una visión más materialista y práctica de la vida. Las experiencias de ambos les servirán para crecer como personas, superar sus más íntimos recelos y avanzar en su relación.

Kawase consigue que nos sumerjamos en su largometraje como los protagonistas lo hacen en el mar para lograr que el espectador alcance un estado cercano al ascetismo, que en algún momento puede recordar al estilo trascendental de Terrence Malick en trabajos como El árbol de la vida.
Sin embargo, a diferencia del realizador norteamericano, las imágenes del largometraje de Kawase huyen de cierto esteticismo que lastra las últimas películas del estadounidense para ofrecernos un filme elegante, pausado y con momentos de gran emoción, especialmente aquellos que muestran a la joven Kyoko junto a sus parientes.
Todo ello para enseñarnos que tenemos que vencer nuestros íntimos temores y vivir nuestra existencia de la manera más intensa posible .







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