El sicario de Dios ha vuelto a poner de moda la figura de el cazavampiros. En la película de Scott Stewart, Paul Bettany, un peculiar sacerdote guerrero, intenta liberar a su sobrina de las garras de unos terribles chupasangres. Contará con la ayuda de un joven sheriff y una sacerdotisa de armas tomar que bebe los vientos por él. No obstante, el religioso no olvidará su misión: matar a los habitantes de la noche.

El carácter algo arisco y un tanto insociable del personaje de Bettany en el filme  podría ser extensible a gran parte de aquellos que se han encargado de cazar a los bebedores de sangre. Al fin y al cabo, religiosos o no todos están en la misma cruzada contra los no muertos, una labor que no permite demasiadas bromas.

Van Helsing

El apellido más prestigioso en las artes de cazar vampiros es, casi ninguna duda, Van Helsing, el archienemigo del conde drácula. Aunque interpretado por centenares de actores a lo largo de diversas adaptaciones más o menos fieles del personaje creado por Bram Stoker, quizá el primer nombre que nos venga a la cabeza es el Peter Cushing. El actor inglés encarnó al profesor Van Helsing en la serie de películas que la productora Hammer dedicó al personaje. El intérprete consiguió dar al cazavampiros un toque frío, científico y eniquívocamente british en todas las películas donde varias películas donde Christopher Lee encarnaba al popular conde.

El recuerdo del británico ha ensombrecido en cierta medida la encarnación de Edward Van Sloan en Drácula (Todd Browning, 1931) y La hija de Drácula (Lambert Hillybert, 1936). Su interpretación, algo exagerada, quizá resulte hoy hasta un poco risible.

No olvidaremos a otro británico que dejó su huella en el personaje: Sir. Lawrence Olivier. Tan teatral como siempre, el actor británico consiguió dar la talla ante un memorable Frank Langella, que ya hacía sus pinitos en papeles turbios, en Drácula (1979), olvidada y reivindicable versión de Stoker realizada por John Badham.

Otro Sir también asumiría el papel de perseguidor de popular vampiro en la versión que Francis Ford Coppola hizo del popular personaje. Estamos hablando de Anthony Hopkins, que encarnó de manera histriónica al mítico doctor en esta barroca y romántica versión del conde, encarnado por un también excesivo Gary Oldman.

Menos intrigante resultó Hugh Jackman como Van Helsin en la película del mismo nombre estrenada en 2004. El australiano convirtió a su cazavampiros en poco más que un aventurero con estética siniestra. La película tampoco le dejaba mucho margen: la ensalada de monstruos perpetrada por Stephen Sommers terminó siendo un verdadero fiasco que pretendía y no conseguía ser un homenaje a la serie de adaptaciones de personajes clásicos del terror que la productora Universal abordó durante los años treinta.

Más acertada fue la decisión de escoger a Christopher Plummer para encarnar a Abraham Van Helsing en Drácula 2001 (Patrick Lussier). No obstante, el actor británico, siempre tan elegante, era lo único reseñable de una piltrafa que intentaba actualizar el personaje de Drácula. No olvidemos tampoco a Herbert Lom, el mítico Dreyfuss de la serie La pantera rosa, que dio vida a Van Helsin en El conde Drácula, la fiel versión de la novela de Bram Stoker perpetrada por el español Jesús Franco.

Otros cazavampiros

Más curioso que el personaje de Van Helsing es el caso de Blade. Nacido en el cómic de Marvel ‘La tumba de Drácula’, el cine transformó al peculiar cazavampiros blaxpotation de las viñetas en un chupasangres cazavampiros que se encargaba de matar a los de su misma especie. Wesley Snipes compuso un héroe lacónico y maldito que consiguió convencer a los fans del fantástico durante tres entregas.

Igualmente raro resulta que un presentador televisivo de películas de terror se convierta en matavampiros, aunque a Roddy McDowall no le quedaba otra opción en Noche de miedo (Tom Holland, 1985): su vecino tiene todas las características de un chupasangres.

También resulta curioso es el caso de Buffy, una adolescente que ha sido predestinada a matar seres de la noche mientras acude al instituto. El peculiar personaje sería encarnado por Kristy Swanson, en la todavía única película sobre el personaje, Buffy caszavampiros (Fran Rubel Kuzui, 1992), y, poco después, Sarah Michelle Gellar tomaría el testigo en la serie de televisión homónima, todo un clásico para los fans del fantástico .

Verdaderamente atípico resulta Roman Polanski  en El baile de los vampiros (Roman Polanski, 1967), maravillosa parodia del cine de chupasangres,  en donde el escuchimizado director encarnaba a un científico que buscaba pruebas de la existencia de los no muertos en Transilvania. De paso, encontraba a una hermosa Sharon Tate, que poco después del rodaje del filme sería brutalmente asesinada.

Dentro de este rápido repaso a los exterminadores de chupasangres no nos olvidamos de Jack Crow -encarnado por un duro James Woods– que encabezaba un patrulla de cazadores de chupasangres  a sueldo del vaticano en Vampiros (John Carpenter, 1998), o de un predicador con crisis de fe- un genial Harvey Keitel– en guerra contra los no muertos en Abierto hasta el amanecer (Robert Rodríguez, 1996).

Son sólo un puñado de los cientos de personajes que se han encargado de atrapar a estos no muertos. Aceptamos vuestras propuestas sobre nuevas incorporaciones.

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