La crisis económica se ha convertido en una de las protagonistas de la cartelera española. A la presencia de documentales como Inside Job (Charles Ferguson, 2010) y Vamos a hacer dinero (Erwin Wagenhofer, 2008) hay que sumar The Company Men, un drama dirigido por el realizador televisivo John Wells y protagonizado por Ben Affleck, Tommy Lee Jones o Chris Cooper.
Aunque ambientado en la última recesión, el largometraje se podría encuadrar en un grupo de cintas que han abordado la problemática de los parados. Dentro de este subgénero destacan la británica Full Monty (Peter Cattaneo, 1997), la española Los lunes al sol( Fernando León de Aranoa, 2002) o el estimable filme francés El empleo del tiempo (Laurent Cantet, 2001), que nos contaba las peripecias de un hombre que decidió ocultarle a su familia que había sido despedido de su trabajo.
Todas ellas, incluida The Company Men, vienen a hablarnos de los terribles efectos que la falta de trabajo puede provocar en cualquier persona adulta. La escasez de dinero, la baja autoestima, los problemas familiares y la depresión que causa el desempleo están presentes en este tipo de cintas.
Quizá lo que choque más en la película de Wells es que aborda esta problemática exclusivamente entre ejecutivos, sin hacer apenas referencia a otros sectores sociales más desfavorecidos. No obstante, quizá el objetivo de Wells es mostrarnos que frente a los evidentes transtornos económicos que produce la pérdida de empleo, hay también efectos psicólogicos igual de destructivos.
Así comprobamos como el más joven del trío protagonista (Ben Affleck) tiene que tragarse su orgullo y su carrera para trabajar con su cuñado carpintero o como la vida de uno de los ejecutivos veteranos (Chris Cooper) se convierte en una pesadilla cuando tiene que mentirles a sus vecinos y aparentar que está trabajando. En otros casos, como el del personaje de Tommy Lee Jones , la falta de empleo es una oportunidad de fundar una empresa donde triunfen otros valores menos mercantilistas que los que imperan en la actualidad. Lo que queda claro es que las vidas del trío protagonista no volverán a ser iguales después de este socabón laboral.
El filme de Wells también sirve para constatar que la cultura empresarial se ha convertido en una selva donde sólo cuentan el dinero y no los valores solidarios. Frente a ellos, el realizador parece defender un cierto humanismo, donde la confianza en las personas se vuelva a restaurar.
Quizá el gran reproche que se le pueda hacer a Wells es su excesiva corrección. Hubiera sido conveniente a otro cineasta con más garra para dotar de mayor pasión a esta historia. No obstante, se agradece el cuidado con el que el director ha trazado los personajes y la espléndida dirección de actores, donde destaca un maravilloso Chris Cooper. No será la película definitiva sobre la crisis y el desempleo, aunque es un más que sólido drama.






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